Henry Parker y la vida después de Mussforks
Conocí a Henry Parker en un pub
de Glasgow, él era un hombre íntegro que había pasado por diversas pruebas en
la vida, perdido gran parte de su fortuna, y alguna vez fue mujer. Quizás tú, lector, lo conozcas más por otro nombre y como
personaje de ficción, aunque me referiré a él como Henry Parker, nacido bajo el
nombre de Harriet J. Parker.
Tiene años que no sé mucho de él, o si aún
viva. No sé si profundizar en su vida o empezar contando cómo fue que supe de
su extraordinario mundo, más allá del que describen los libros de la escritora
J. M. Wollyster y la escuela de magia del castillo de Caillech, o Colliach, en
Escocia que después algunos magos ingleses conquistaron y denominaron
Mussforks.
Pensándolo bien, comenzaré por
cómo conocí la escuela de Mussforks. Cuando yo era niño devoré los cinco libros
de Wollyster como toda la gente que conocí de mi edad. Henry Parker: Un Mago de Mussforks, Henry Parker y el huevo mágico,
Henry Parker y el Grial del Unicornio, Henry Parker y la secta de los
Alquimistas, Henry Parker y las tumbas de la Eternidad. Era una saga que
mezclaba la fantasía infantil con elementos mitológicos y tramas estilo
“rompecabezas” o detectivescas para que al final los protagonistas, tres niños,
desentrañaban casos en su escuela que implicaban una lucha entre el bien y el
mal. Los tres protagonistas eran Henry, Helena Grimstone y Robert Langham. Cuando
recién se había publicado El Grial del
Unicornio, se estrenó una película basada en el primer libro, filmada en el
Reino Unido con actores británicos y que fue todo un fenómeno mundial. El
último libro fue dividido en dos películas para que se extendieran las
ganancias y la franquicia. ¿Cómo eran los libros de Henry Parker? Describían un
mundo oculto de magos que existían ocultos a simple vista de manera aislada con humanos
sin habilidades mágicas, o sea, nosotros, (denominados despectivamente rubbles que en inglés viene del término rubble, que significa cascajo). Parker
creció, según los libros, en una familia donde sus padres lo detestaban y lo
trataban mal.
Henry Parker los doce descubre
que es adoptado y que cuando era muy pequeño, sus padres biológicos alguna vez
al salir de una función de teatro en Londres, fueron asesinados por un mago malvado
con complejo de Hitler, pero el objetivo principal era él. En el momento que
Henry supo esto, juró venganza para convertirse en un mago vigilante que
venciera a todos los discípulos de este oscuro dictador mágico, que
generalmente no era mencionado en los libros por nombre, y todos se referían a
él como “Ya sabes quién”. Henry tenía también seis hermanos mayores, que fueron
asesinados por este mago oscuro.
Pero gracias a una extraña profecía extraída
del Grial del Unicornio, algún día Parker según su fecha de nacimiento y al ser
el séptimo hijo de un séptimo hijo, mataría
a ese “ya sabes quién”. El mago Hitleriano sin nombre decidió asesinar al bebé
Parker, sin darse cuenta que se dirigía a su muerte... Bueno, a algo así como
una muerte temporal. Toda la saga trata sobre este conflicto entre
personajes. Se convirtió en la
franquicia más exitosa de la historia del cine, o al menos en su momento, hasta
que la destronó otro universo cinematográfico de superhéroes del que ahora no
hablaré. Los libros me gustaron mucho, hasta me compré también los videojuegos,
juguetes, y un póster de la actriz que salía de Helena Grimstone, la mejor
amiga de Henry. De adolescente seguí con mi fanatismo yendo a funciones
privadas de clubes de fans, haciéndome amigos de varios de ellos, burlándonos
de la gente que no entendía nuestros chistes o referencias oscuras a Mussforks,
o a la tienda de magia de Tangent Rue, o a la poción que le salió mal a Robert
Langham en el libro tres y le dejó la cara bofa por cuatro meses. Nos
llevábamos nuestras bufandas con los colores de los uniformes de la escuela
(había tres claustros en Mussforks: Lancassor,
Crowe y Stoorworm, y los alumnos eran asignados a éstos por sus habilidades
y personalidades. Lancassor era el de los protagonistas y su estandarte era un
león, su color era el rojo. Crowe tenía un cuervo y su color era el violeta. Yo
me identificaba con Stoorworm, que su estandarte tenía un dragón, y era de
color negro. Y porque era en el que se habían formado todos los magos oscuros
incluyendo el villano principal, que no lo mencioné, pero su nombre en la saga era
Elemhekor, aunque había nacido bajo el
nombre de Sorkol Vulter . Cuiden de no mencionarlo en voz alta)
Estaba yo en la fase final de mis
veintes, y avanzando en mis gustos literarios, aunque muchas de mis amigas y
amigos seguían atascados vistiéndose de colegialas y escolapios mágicos, aún de
adultos. Por alguna crisis emocional que tuve y para evitar la depresión, me
uní a un culto que veneraba la magia metafísica. Algo que no era tan poderoso
como lo descrito en los libros de fantasía, pero que ayudaría en la vida. Con
el tiempo me hice cercano al líder de la secta, y me mostró que había obras de
arte que podían fungir como portales para otros mundos. Yo no lo tomé literal,
pensé que me lo mencionaba como forma de escape o consuelo para las maneras de
la vida, pero una vez me mostró con meditación y un cántico que sacó de un
libro, que podíamos entrar a una pintura que tenía en su despacho durante el
trance. Hasta aquí nada raro, hasta que él me describió lo que vio en el trance
y fue exactamente igual a lo que yo vi.
Me pregunté si también era
posible con los libros, así que le sugerí a uno de mis amigos que usáramos el
mismo procedimiento para novelas, y mi primera opción ni siquiera fue Henry
Parker, sino una saga también de los 1990s que estaba más de moda entre los
círculos adultos gracias a una serie: El cantar de los dragones y muertos
vivientes, en la que estaba basada la serie Sangre
de Reyes. Meditamos mientras yo recitaba el cántico y nos vimos
transportados al país medieval que describía el texto. No había dragones, pero
igualmente el libro mencionaba que se creían extintos desde hacía siglos, pero
vimos a los reyes de Poniente, el castillo quemado, la montaña de hielo en el
confín de los cinco reinos y muchas otras cosas. Entonces llegué a la
conclusión de que posiblemente estaba yo haciendo viajes astrales a lugares reales, que habían fungido como
inspiración para los libros. Al ser yo alguien que nació sin poderes no tenía
facultad de acceder ahí, mi única manera era utilizando un cántico astral que
me transportara a esos reinos, que creíamos todos de fantasía. No funcionaba
con todo, lo intenté también con Frankenstein y nada. Con libros de Lovecraft,
o Machen y tampoco nada (aunque de haber funcionado lo habría lamentado). Y con
Henry Parker: Un Mago de Mussforks también
lo intenté y nada sucedió las primeras tres veces. La cuarta fue cuando una
criatura diminuta verde de orejas largas me dijo que tenía que visitar la tumba
de la reina primero.
Visité la Torre de Londres y
varios sitios donde estuvieran enterradas reinas, incluso la abadía de
Westminster y no volví a encontrar nada raro. Pasaron meses y un día, viendo un
documental sobre la reina Boadicea, gobernante celta que perdió una rebelión
contra los romanos y fue enterrada en una villa cerca de Londres donde ahora se
encontraba cierta estación de tren. La misma donde Henry, Helena y Robert cada
año tomaban el tren para Mussforks. Entonces visité esa estación y entre dos
plataformas encontré un ladrillo con unos símbolos rúnicos que no entendí pero
que se quedaron grabados en mi mente. Cuando volví a buscarlos, ya no estaban
ahí.
Esa misma noche ni siquiera necesité
el libro. Me fui a dormir y en sueños viajé al expreso de Mussfork. Vi varios
estudiantes pero ninguno parecía notarme. Llegamos al castillo, era
tremendamente inmenso, más que cualquiera que yo hubiera visto en Gales o
Inglaterra. Me tocó presenciar una ceremonia de iniciación donde a varios de
los estudiantes los sortearon en su claustro. Y en eso me tocó que le asignaron
casa a una niña de nombre Harriet Parker. No Henry, Harriet. El héroe de la
saga infantil de libros en realidad era una niña. Y le tocó Stoorworm no Lancassor como en el libro. Varios
niños la molestaron. Ahí noté por qué. Todo se remitía a la historia de la
escuela. En las novelas, Stoorworm era la casa asignada para los que tenían
habilidades de nigromancia, que era considerada un arte corrupta.
Según los libros de Wollyster, el
castillo fue construido por tres poderosos magos, pero uno de ellos se volvió
malvado y escapó, aunque esos tres nombres fueron reutilizados para agrupar a
los estudiantes basándose en sus habilidades, personalidad y no lo mencioné
pero también estrato social. La verdad, el castillo ya existía desde el periodo
románico y fue realizado por hechiceros de la tradición druídica que se
congregaban en ese sitio desde tiempos pre-romanos, aunque fueron asesinados
todos por estos tres soldados que no eran magos pero así se denominaron en el
siglo XV. George Lancaster, Rowan Crowe,
y Juana de Salazar. El estandarte de Lancaster era un león, el de Crowe un
cuervo, y el de Salazar, un dragón.
Juana, según algunos rumores, era la única que podía hacer magia que
había aprendido de hechiceros paganos en diversas partes de Europa y Medio
oriente, huyendo de la España que tenía a la santa inquisición en su apogeo,
llegó a Inglaterra, y de ahí a Escocia. Después se sintió mal por haber
traicionado al gremio de magos y se disgustó con el uso que le dieron sus
compañeros al castillo, principalmente para fiestas con mucho vino y orgías,
entonces convocó a Stoorworm, una serpiente marina que llevaba siglos dormida,
para destruir el castillo ahora ocupado por magos ingleses, pero los magos al
servicio de Crowe y Lancaster hicieron un pacto con unas criaturas ancestrales
más viejas que los humanos que habitaban las islas británicas, pero los locales
les llamaban “hadas”, y de esta manera lograron transportar lo poco que quedaba
en pie de éste al bosque entre mundos. Ahí estuvieron enseñando magia a gente
de la tierra durante quinientos años, aunque ellos exageraron las cifras y
dijeron que era más. La serpiente huyó pero según lo que le enseñaban a los
niños de Mussfork, George Lancaster la había matado. Una leyenda muy similar a
la que les contaban a los niños rubbles
sobre San Jorge y el dragón. Pero debido a un hechizo que puso Juana, los
nigromantes tenían que ser alumnos en Caillech/Mussfork. Por eso no cuadraba
que la casa se llamara Stoorworm, no
sonaba a un nombre real, en realidad era el nombre de la criatura, no de la
hechicera que había fundado la escuela, y había sido menospreciada por
Wollyster por habese opuesto a los otros personajes, y haber sido de origen no
inglés, sino español.
Descubrí también que estaba
viajando en el tiempo en sueños, echando vistazos al pasado, y noté que el
decano Huckelberg, el anciano que dirigía la escuela y le daba mejor puntaje a
alumnos de Lancassor, entrevistaba a Elemhekor, digo, a ya sabe usted quién,
sobre el destino de la pequeña Harriet. El señor “ya sabe usted quién” no era
el verdadero Elemhekor, sólo un sirviente. En realidad el decano y este mago
oscuro, que en las películas aparecía calvo y con una malformación nasal, era
bastante atractivo y con cabello oscuro muy bien cuidado, además de que no se
notaba su edad y eso que tenía más de cincuenta años. El villano y el mentor en
realidad eran amigos, vaya situación. Elemhekor era una deidad oscura a la que
le habían rendido culto algunos paganos previos a los celtas y que planeaba
dominar el castillo de Caillech, y de esta forma cruzar entre universos. Me
sorprendió tanto la revelación que mejor decidí abandonar el castillo y viajar
en mi forma incorpórea por el bosque. Vi cosas más sorprendentes que las que
hablaban las novelas, y no se diga las películas que atenuaban todavía más la
magia de este mundo. En el bosque había centauros, unicornios, pegasos,
hipogrifos, y varias otras criaturas que estaban presentes en mitologías
europeas. Me sorprendió que en sus libros para niños, J. M. Wollyster no
hubiera sido tan original y sólo hubiera copiado criaturas de mitologías y
folklor europeo, si acaso inventó dos: unos monjes que succionaban las ganas de
vivir y unos camellos que parecían alienígenas ¿qué clase de escritora de
fantasía es incapaz de inventar criaturas?. Pero me di cuenta que esas eran las
que había visto, habían habitado la tierra y huido en cuanto desapareció la
magia en nuestro mundo, y era el mundo que ella vio, ya que también había sido
estudiante ahí. Mientras más me alejé del castillo, más extrañas eran las
criaturas. Había también unas arañas del tamaño de una casa, un calamar gigante
que habitaba un lago, y una civilización que vivía debajo del mismo, como
sirenas, que a veces vendían favores sexuales a los profesores y personal de la
escuela (esto tampoco se mencionaba en el libro). Hasta había en su ciudad sub acuática
un área de burdeles para humanos magos donde varias sirenas ejercían su
trabajo.
También encontré una ciudad
diminuta de duendes que vivían en estado salvaje en una isla. Desde el siglo
XIX los magos habían descubierto su isla y secuestraban a algunas de sus crías
para utilizarlas como esclavos. El decano Huckelberg no había impedido esta
práctica de esclavitud que llevaba más de un siglo. Eran de color verde y
verlos era agradable, aunque en el libro eran retratados como seres grotescos y
racistas, excepto uno, que en el libro tres ayudaba a Henry de manera torpe a
evitar que muriera a manos de la secta de Ya
sabes quién. Otro de ellos era quien se me había aparecido en sueños. El
único que podía verme. Se me acercó y me dijo “Ya has visitado la tumba de la
reina. Tu tiempo no es ahora. Termina este sueño y busca a Henry”. Vi el mar y otras ciudades abandonadas a la
distancia, también una pueblo que al acercarme me di cuenta que era una
biblioteca. Una tortuga como del tamaño de cien ballenas que arrastraba en sus
lomos una isla habitada por una civilización insectoide que se iluminaba con
botellas con líquido luminiscente. Una montaña cubierta de hielo que se movía y
al acercarme noté que estaba viva. Otra ciudad de roca marmórea negra que se
veía en casi total oscuridad en pleno día. ¿Acaso estaba entrando al mundo de Sangre de Reyes? Supe en ese momento que
estaba entrando a lugares donde mi forma física no podría sobrevivir. Volví al
castillo y noté que los magos también en nuestro mundo tenían oficinas. Un
gobierno dictatorial, Orwelliano, que no describían los libros tan
explícitamente. Los hijos de los rubbles eran
tratados de manera violenta, aunque cada mago hacía pactos para que sus hijos
nacieran con poderes y tenía que amputarse un dedo. Los únicos que nacían magos
sin necesidad de este pacto eran los séptimos hijos de un séptimo hijo, y su
poder superaba el de los niños que se volvían magos por medio del pacto. El papá
de Harriet no era mago, simplemente había tenido sexo con muchas personas.
También los obligaban a utilizar unos palos mágicos de madera para canalizar su
poder, pero en realidad era para que no aprendieran a utilizarlo con su
potencial completo. Algo así como enseñarle a un niño matemáticas obligándole la calculadora
en lugar de instruirle en el proceso de raíz. Los magos más poderosos no
necesitaban aquellos palitos, que nosotros los fans rubbles coleccionábamos y los usábamos para disfrazarnos. También
supe que para mantener su historial perfecto de calificaciones, Helena mentía
compulsivamente a algunos de sus compañeros o seducía a los profesores. Uno de
ellos sí caía ante sus manipulaciones, el profesor de pociones, Primitivus
Snoff. Él y la Helena Grimstone de dieciséis aprovecharon los calabozos para
propósitos de placer más allá de los que tenían en tiempos medievales, pero el
decano se dio cuenta y expulsó a Snoff, sin que antes éste en un arranque de
ira utilizara una pistola de manufactura rubble
para asesinarlo, aunque el libro 5 decía que fue porque el decano Huckelberg se
lo había pedido para continuar con una estrategia contra el malvado Ya Sabes Quién y que había muerto de
manera poética y honorable con medios mágicos, no juzgando a un profesor
pedófilo que también tenía una obsesión con Harriet asegurando que tenía los
mismos ojos que su madre, con la que había tenido un noviazgo intenso antes,
pero la novela negaba esto. También en este incidente murió a manos de Snoff el
guardabosque, Magros, un contrabandista que maltrataba a sus animales mágicos
que capturaba en regiones remotas del bosque y en otras áreas, aunque las
novelas lo retrataban como un gigante cariñoso y con amor por los animales.
Harriet había tomado la misma
arma y aprovechó para asesinar a Sorkol Vulter, quien no mencioné pero en el
libro 4 revivió gracias a un hechizo de su secta, y planeaba ser el receptor
del alma de Elmhekor (su nombre original es impronunciable pero así se refería
a él su secta). Sin embargo, siempre revivía por su pacto con Elmhekor,
entonces de esta manera Harriet tuvo que renunciar a toda su magia con tal de
hacer un hechizo que Helena encontró en una biblioteca donde se pudo aprisionar
a él. Por eso Helena era retratada como buena persona. Robert había muerto,
aunque en el libro se había casado y vivido feliz. La saga terminaba ahí. No
nos dijeron lo que había pasado, el castillo de Caillech quedó en ruinas después de esa batalla,
muchos magos abandonaron esa vida y se incorporaron al mundo rubble que tanto despreciaban, aunque la
escuela se transfirió a un terreno privado llamado Nueva Mussforks. Excepto,
por ejemplo, Drake Horton, que en las novelas había sido retratado como un
antipático rival de Henry, se volvió un exitoso empresario gracias a consejos
que adquirió utilizando su necromancia y entrevistando a empresarios y magnates
muertos, así como viendo acciones de empresas que pronto progresarían. Henry,
quien todavía se llamaba Harriet, tuvo muchos problemas, ya que al ser la
persona que había derrotado a Elmhekor, se esperaba que se dedicara a algo
enorme. Y pues no encontraba trabajo, ni en el mundo rubble, ni el mágico. Gastó la fortuna de sus padres en alcohol y
drogas mágicas, padeció depresión, y se asumió como persona transgénero,
acudiendo con diversos médicos tanto magos como rubbles para iniciar su proceso
de cambio de sexo. Se sintió mejor ahora que legalmente pertenecía a una
identidad de género en la que estaba más identificado que antes, pero seguía
con problemas económicos. En algún momento, una de sus compañeras, J. M. Wollyster,
decidió pagarle para escribir una obra de ficción basada en su vida. Fue un
éxito. Vi cómo se veía el castillo Caillech en la actualidad, que había sido la
escuela de magia y hechicería Mussforks, y eran unas viejas ruinas destruidas,
sin señales de vida humana cerca. Fragmentos de la torre principal yacían en el
pasto, las esculturas del león, el cuervo y el dragón ahora cubiertas de musgo,
los salones de clases abandonados, el reloj en total oxidación, la biblioteca
acumulando polvo, el campo deportivo ya no tenía césped podado, sino también
árboles habían crecido enmedio y el techo del gran comedor había aplastado las
mesas de madera, que ahora también albergaban otro tipo de vida, como insectos,
pasto, plantas y animales. A lo lejos todavía se veía el lago y el bosque como
si nunca hubiesen cambiado.
Desperté recordando la
información que vi al final. Era la dirección en la que debía estar para
conocer a Henry. Un pub de Glasgow. Ahí entré y lo reconocí enseguida, le
ofrecí una cerveza y nos pusimos a beber. Nunca ningún fan de la franquicia lo
había acosado, y al haber sido una celebridad toda su infancia se encontraba ya
harto de la fama. Casi no visitaba a Wollyster, pero le agradecía por el éxito
de los libros y el ingreso. Aunque se notaba que la autora le guardaba algo de
distancia por sus ideas respecto a las personas transgénero, que no eran muy
conocidas en ese entonces pero que después se hizo un escándalo en Twitter. Le
había cambiado el sexo al protagonista porque creyó que era más rentable el
nombre y que fuera un protagonista masculino, aunque en ese tiempo Henry se
asumiera a sí mismo como mujer. Muchas otras cosas habían cambiado, el hecho de
que Sorkol le solicitara al profesor de pociones cómo hacer un truco que en los
libros solicitaba un sacrificio humano, pero que en la vida real eran hechizos
sin palito mágico que estaban prohibidos. Pero no todo lo de Sorkol era bondad,
ya que Elmhekor planeaba causar un caos absoluto, volver a despertar a la Stoorworm, y que incluso algunas veces él
tenía pesadillas donde aparecía Elmhekor, pero que eso no le devolvería sus
poderes. También cómo fue acosado por la prensa y algunas veces sexualmente,
tanto por fans de su edad como por adultos, hecho que también le motivó mucho a
abandonar su identidad como mujer, entre otras cosas. Le extrañaba que
Wollyster no hubiera tenido más éxito como escritora y el final estuviera muy
diferente a los hechos reales, así como la película 6 fuera todavía más
diferente al libro 5 en el que estaba basada, entonces le agradecí. Le regalé
mi copia del libro 1, que me había servido para viajar a su mundo, y que aunque
el libro fuera una versión muy limitada y alterada de su vida, me había servido
mucho en una temporada para sentirme mejor. Seguro él ya tendría toneladas de
ejemplares, pero ahora este libro era un portal de vuelta a su mundo, o lo
había sido para mí, y también lo sería probablemente para él, si encontraba al
duende que me había guiado. Y que me
daba gusto que al menos alguien, además de él y yo, supiéramos la verdadera
historia. En la página 1 le transcribí el cántico y las instrucciones que seguí.
Quizás gracias a eso pueda ahora regresar al bosque y conocer todos esos
lugares que vi en sueños, como castillo donde estudió en su infancia, y más
allá.
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