El murciélago imaginario... y otros cuentos

Todas las noches ella veía esa sombra negra volar por su cuarto.

La luz de la luna, o de algún otro astro, entraba por aquella ventana con cuatro barrotes.

Y le permitía ver a ese animalillo negro de orejas largas.

A veces no comía hasta que aparecía el pequeñín, ya muy noche, a visitarla.

El estofado era pésimo, lo preparaba alguien a quien jamás había visto ni hablado.

Su única compañía era aquel bicho volador que se quedaba a dormir, curiosamente, colgado de cabeza.

Un día intentó escalar, la pared era altísima, pero así podría ver de cerca al ave, o lo que fuera.

Escaló metiendo sus manosentre las grietas, y por fin lo vio. Era negro, de ojos grandes, con manos membranosas.

Cayó de diez metros. La llevaron al servicio médico, una fractura y nada más.

Al narrarles el episodio, el doctor, que alguna vez fue veterinario, se sorprendió.

"Los murciélagos se extinguieron hace más de quinientos años. Seguramente lo viste en un libro"

Ella ni siquiera sabía leer. Vivía encerrada en ese hospital desde que tenía memoria..

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